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La Mujer Que No Se Sorprendía: Capítulo 5

Capítulo 5 – El otro lado del mundo

Era una mañana cuando la mujer que no se sorprende fue a comprar unas verduras para su familia en el mercado cuando John se la encontró, luego de esas dos veces que se la encontró ella regreso a casa sintiéndose algo mareada y al estar frente a su casa se desmayó, su abuelo la encontró y la llevo a un hospital de inmediato.

Cuando ella recupero la conciencia era de noche, estaba conectado a unas máquinas en el hospital San Lorenzo de la ciudad, su abuelo estaba afuera hablando con un doctor, parecía muy preocupado. Ella lo hablo y él fue corriendo para verla, le dijo que había tenido una recaída de su leucemia, que estaba muy débil aun y que mejor descansara, ella cayo dormida segundos después.

Unos días después regreso a casa, ya recuperada, su abuelo la tenía muy bien cuidada, y le dijo:

-Tienes que tener más cuidado, ahora yo haré las compras, y no debes salir sin tomar tus medicinas, te he dicho que las tomes en sus horas, sino volverás a recaer hija mía.

-Si abuelito, pero ya sabes que no me gusta tomar pastillas, prefiero curarme con plantas naturales, las pastillas solo me hacen sentir peor.

-Pero hijita ya ves lo que dijo el doctor, sino tomas tu pastilla cada 4 horas vas a volver a desmayarte, y contrabajo puedo cargarte, mis 88 años ya no son como cuando tenía 70, que te cargaba en mis brazos, y tú te sonreías cuando aún tus padres vivían juntos aun, y tu madre gozaba de salud.

-No menciones a mi padre, me abandono cuando mi madre murió, es el peor hombre.

-Nieta, para estoy yo, para cuidarte sin importar lo que haya pasado.

En esos momentos alguien tocaba a la puerta, era la señora que vendía frutas en el mercado y tenía una carta para ella, su abuelo la recibió.

-¿Que esto Doña Chencha?

-Me lo dio el joven John para su nieta, don Teófilo.

-Está bien, se la daré, ya está más despierta ahora que volvió del hospital.

Cuando le dio la carta, la leyó y le alegro el ver que aún se acordaba de ella, entonces temprano salió escabulléndose de su abuelo a casa de él, que lo había visto antes, ya que ella de todo se daba cuenta y puso la nota en su puerta. Luego regreso con su abuelo sin que este se hubiera dado cuenta de su ausencia.

-Hijita, voy al campo, volveré en la noche, toma tus pastillas y ahí comes, estas muy flaca.

-Claro abue, no te preocupes ya estaré bien.

Se fue don  Teófilo y ella solo espero que estuviera lo suficiente lejos y se vistió para salir rumbo al parque para hablar con John, olvidando sus pastillas en la casa…

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La Mujer Que No Se Sorprendía: Capitulo 4

Capítulo 4 – La Carta.

Hola:

No se tu nombre, sino lo escribiría, decidí escribirte, ya que no te he visto desde aquel día en el mercado, la verdad me interesa mucho saber quién eres, eres especial, nunca me había encontrado a una mujer como tú, de verdad que has activado mi curiosidad. Estos días sin verte no han sido igual, ya que no se mucho de ti, te contare un poco de mí, espero no aburrirte.

Nací en esta ciudad, crecí y aquí me quede, sé que no eres de aquí, no te vi hasta hace poco, mis padres me dijeron que debía trabajar para ganarme la vida, vivo solo ahora, y quiero ser un escritor, he hecho algunos cuentos y de vez en cuando escribo mis memorias, me gusta el color azul y las tardes de otoño, mi comida favorita es el espagueti verde que prepara mi abuela, siempre que la voy a visitar me prepara un poco, me gusta el sabor chocolate, y siempre he querido conocer España, esto es un poco de lo que soy y espero no aburrirte con esto.

Creo que te llamare la mujer que no se sorprende, ya que nunca he podido hacerlo, no se a que se deba eso pero descubriré la forma de sorprenderte y cuando lo logre al fin sabré tu preciado nombre, y quizá lograr ser tu amigo.

Bueno ya me despido esperando encontrarte pronto para que te de esta carta.

Con Cariño, John Anderson.

Esta era la pequeña carta que escribió John y una vez terminada la metió en un sobre azul, y fue a buscarla por la ciudad. Fue al parque donde solía sentarse, pero no estaba allí, fue al mercado pero no estaba tampoco, recorrió las calles de la bella León, Guanajuato, y solo encontró soledad, volvió a su casa cuando recordó que el día que estaba comprando en el mercado una señora la saludo, así que volvió a ir y encontró a la señora, y como quería ganar el reto que le había hecho, solo le dijo a la señora que le entregara una carta a esa mujer extraña pero intrigante nueva en el pueblo, y volvió a su casa.

Esa noche fue difícil dormir, pensando en si la leería, si volvería a ver a aquella mujer hermosa, si podría sorprenderla, cuando una sombra paso por su ventana y una idea muy grande le vino a la mente, tenía una forma de sorprender a la mujer que no se sorprende…

Al día siguiente al salir de su casa encontró una nota en su puerta, y decía:

“Gracias por la carta, te veo esta tarde en el parque”

ATTE

La mujer que no se sorprende, jejejeje


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La Mujer Que No Se Sorprendía: Capitulo 3

Capítulo 3 – El despertar.

Ella se llamaba María, llevaba un vestido rosado, estaba en un campo verde, lleno de naranjos y manzanos, estaba sobre una colina, él apareció la tomo de la mano y le dijo “ahora si te sorprenderé”, y arrodillándose saco de su bolsillo un anillo de oro con un gran diamante, y dijo “Cásate conmigo María”, y respondió “pero no me llamo María”, entonces el despertó de su sueño tan revelador.

Eran las 9 de la mañana, cuando John se dio cuenta que se había quedado dormido, pensó en Don Miguel y que lo despediría si llegaba tarde a su trabajo, se vistió rápido y salió. Don Miguel lo estaba esperando furioso, es un señor grande, robusto, enojón y calvo, por excepción de unos cuantos pelitos a los lados de la cabeza, el negocio había sido de su abuelo Don Miguelon, que se lo dejo a su padre y luego paso a sus manos, no le gustaba perder el tiempo y estaba perdiéndolo sin su ayudante, que enseguida limpio todo y abrieron la ferretera.

Por otra parte la mujer estaba comprando frutas en el mercado de la ciudad, era un mercado colorido, con los frutos más frescos y variados de la región, las calles eran rusticas, con un suelo de ladrillos y los edificios de tejado, entonces apareció John que había ido a hacer un mandado de Don Miguel, cuando se la topo.

-¡Hola Extraña! Dijo vigorosamente a la mujer.

-Hola John, no esperaba verte pronto.

-Entonces te he sorprendido al fin.

-En verdad no, te vi cuando entraste a la calle, parece que Don Miguel te mando a comprar de nuevo.

-¿Cómo lo sabes? Dijo sorprendido John.

-Por la lista que llevas en la mano, tonto.

-Ah, la lista, cierto, tengo que irme, gusto en verte de nuevo, desconocida.

Y se fue apresurado a cumplir con el mandado, ella siguió comprando, cuando el volvió de comprar lo que le había pedido su jefe y de nuevo le hablo:

-Así que eres vegetariana.

-Cómo pudiste deducirlo, al ver que no compre nada de carne o pesado, si, lo soy.

-Pues no eres la única que puede estudiar a la gente, yo también tengo uno que otro poder.

-¿Poder llegar tarde a tu mandado? Por ejemplo.

-Cierto, el deber me llama, al menos se algo nuevo de ti, hasta luego.

-Ciao.

Así fue despedida de lo que fue ese día, John no volvió a verla, y pasaron algunos días sin que la pudiera volver a encontrar ni en el parque, ni el mercado, estoy le afligió ya que, estaba muy interesado en sorprenderla. Decidió escribir una carta.

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La Mujer Que No Se Sorprendía: Capitulo 2

Capítulo 2 – Al Día Siguiente

John estaba como todos los días trabajando en la ferretera, cuando paso caminando aquella mujer sin nombre que tanto le llamaba la atención, la quedo viendo mucho y entonces salió don miguel:

-¿Qué pasa muchacho? ¿Por qué no estás trabajando?

-Disculpe Don Migue, estaba distraído, no volverá a pasar.

-A mujeres, siempre distrayendo a mis empleados…

Entonces se retiró, y cuando John volvió a ver, ya no estaba ahí la mujer. Al salir de su trabajo fue al parque de nuevo, quería saber si se encontraba ahí en el mismo banco, pero solo encontró novios, un señor alimentando a las palomas con un bolillo, una señora con sus hijos que estaban corriendo y al detenerse cerca de un árbol la vio, estaba sentada debajo de un árbol en el pasto, leyendo un libro, esto le intereso más, ¿Qué leería ella?, ¿Qué tipo de lectura le gusta?, y no le quedó más que acercarse poco a poco, esta vez mucho más sigiloso.

-Ya te oí John-dijo ella- sé que estas observándome de nuevo.

-En verdad todo lo ves, ¿cómo te diste cuenta?

-Puedo sentir el olor de tu perfume, al parecer usas mucho más que ayer.

-Sabía que te vería de nuevo y quiero sorprenderte, me muero por saber tu nombre.

Hubo un silencio, ella siguió leyendo como si nada pasara, el entendió y camino lejos de ahí, cuando le surgió una idea. Fue a comprar unos helados, el día era cálido y no les vendría mal  refrescarse. Volvió donde ella y le dijo:

-Te traje un helado napolitano, ya que no sabía que te gustaría.

-Sabía que traerías algo así, lo note en tus movimientos, me gusta ese, gracias.

-Un intento fallido más, ¿no me darás alguna ventaja?

-No -contesto fríamente comiendo el helado-.

Entonces John se sentó cerca de ella y le pregunto si estudiaba. Ella siguió comiendo, con calma y respondió:

-Estudio la mente humana.

-Eso suena interesante, ¿Dónde estudias?

-Aquí, en la calle, en todas partes, lo puedo hacer con solo ver a las personas.

-¿Entonces me estas estudiando?

-No te hagas ilusiones, solo eres un caso típico más de hombre, ya los conozco muy bien, desde mi padre hasta mis amigos.

-Entonces tienes un padre, ¿Cómo es el?­

-Lo sabrás en su momento.

Entonces termino su helado y se fue, llevándose el libro que solo pudo alcanzar a ver decía “Como…”, era un libro blanco, y surgió más misterio sobre ella, estudia la mente, y al menos tiene un padre y amigos, el volvió a su casa después.

En su casa paraba de pensar en quien sería ella, su casa era pequeña pero acogedora, rentaba a una señora ya anciana, que solo vivía con sus gatos Doña Gertrudis, amiga de la familia, él se quedó viendo la televisión hasta tarde, se durmió en el mueble y soñó con la mujer que no se sorprendía.

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La Mujer Que No Se Sorprendía: Capitulo 1

Capítulo 1 – El primer día

-Sé que estás viéndome –dice una mujer que estaba sentada en un banco en el parque- llevas rato ahí, no vas a sorprenderme, no puede sorprenderme nada.

-Disculpa, ¿cómo sabias que te estaba viendo? No he hecho el menor ruido – Contesta un hombre atractivo, vestido casual, parado detrás de la mujer.

-Pues que te he sentido, puedo sentir cuando alguien quiere sorprenderme.

-Yo no pensaba en sorprenderte, solo quería preguntarte cómo te llamas, ya que me has parecido muy bonita.

-Eso lo dicen todos, y sabía que lo harías, no serás el primero ni el último que lo hace cuando vengo aquí a relajarme.

-Disculpa, me llamo John, y trabajo en la Ferretería de Don Miguel, te he visto pasar algunas veces por la calle, y me has llamado la atención.

-No era de esperarse,  me había dado cuenta que me veías cuando pasaba, si mi sexto sentido me lo ha dicho.

-¿Y en verdad nada te sorprende? ¿Qué hay de tus regalos en cumpleaños o noticias inesperadas?

-No nada, cuando alguien me va a regalar algo puedo imaginarme que es con solo mirarlo, y cuando algo así pasa tengo un presentimiento que pasaría, nadie puedo sorprenderme o asustarme.

-Eso es algo único, disculpa la interrupción, tengo que regresar a la Ferretería, no he escuchado tu nombre aun.

-Te lo diré si logras sorprenderme, hasta luego.

Y así John se fue sin saber quién era ella, pero con un determinación, la sorprendería a como diera lugar por solamente saber su nombre. Ella sin duda era de esas mujeres intrigantes que no tienen parecido con nadie más, era en exceso bella, sus ojos color oscuro que penetraban cualquiera mirada, su cabello largo y castaño, de tez morena clara que confundían con blanca, tenía muchas pulseras en la mano de calaveras, Drácula y puntas, vestía con una blusa blanca y un pantalón azul, para más extraño usaba unos tenis de color morados, su boca era pequeña pero muy bonita, cuando sonreía sin duda hacia feliz hasta el hombre más triste, al caminar todas las miradas la seguían, por ser esa extraña pero bella mujer que ahí iba, esa era nuestra insorprendible mujer, así paso el primer día.

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Se que no he tenido mucho tiempo de escribir en el blog ya que he tenido mucho trabajo con IcEBlue y G33ker Podcast, pero estoy al tanto de los que visitan continuamente este espacio, pronto estaré escribiendo mas anécdotas, unboxings y demás cosas, espero tengan paciencia y será más entretenido por aquí.

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